jueves, 8 de noviembre de 2012

LA ACUPUNTURA Y EL ESTRÉS.


El término estrés fue acuñado a mediados del siglo XX por el médico y fisiólogo Austro-húngaro, Hans Selye. Durante sus investigaciones, Selye descubrió que el organismo generaba una respuesta fisiológica no específica cuando era sometido a lo que denominó “agentes nocivos”, y bautizó dicho proceso orgánico como Síndrome General de Adaptación (SGA) que posteriormente sería conocido como estrés.
 
En sus investigaciones sobre el estrés, descubrió que frente a las demandas requeridas al cuerpo, el hipotálamo enviaba una señal a la pituitaria para que esta liberara hormonas adrenocorticoides (HACT) en el torrente sanguíneo, esto a su vez causaba la liberación, por parte de la corteza suprarrenal, de sustancias corticoides, que eran transportadas a todos los lugares del cuerpo en los que eran requeridas para elevar los niveles de defensa del organismo frente al “agente nocivo” o estresor.
 
Ahora bien, dado que los estresores abarcan cualquier demanda al organismo, Selye distinguió dos tipos de estrés, dependiendo de si los resultados de la acción fisiológica llevaban adecuadamente a una adaptación positiva o no del cuerpo a las circunstancias del exterior. En el primer caso, donde el individuo era capaz de adaptarse satisfactoriamente a las demandas requeridas, debido a la justa y armónica reacción fisiológica experimentada, lo llamó eustrés; mientras que en el segundo, donde el sujeto reaccionaba biológicamente de forma inadecuada o desmedida, lo denominó distrés.
Hans Seyle mostrando una de sus obras.
 
Existe una gran variedad de signos físicos y psicológicos que son consecuencia del distrés, así como múltiples enfermedades directamente relacionadas a él. Entre ellos tenemos: tensión y dolor en los músculos, sobretodo del cuello, y de la espalda, molestias en el pecho, dolor de cabeza, temperatura corporal elevada, cansancio frecuente, trastornos del sueño como el insomnio y las pesadillas, sequedad en la boca y garganta, desórdenes estomacales, irritabilidad, ansiedad, disminución de la concentración y de la memoria, miedo, fobia, nerviosismo, tics nerviosos, y sensación de fracaso; así como también hipertensión, accidentes cerebrovasculares, úlceras, trastornos gastrointestinales, asma, cáncer, migrañas, alteraciones dermatológicas, entre otras, además de empujar a la persona a hábitos poco saludables y a la generación de adicciones.
El Distrés es muy común en nuestra sociedad actual.

Desde los años 70 en adelante, motivados por los maravillosos efectos de la acupuntura en el tratamiento del dolor, muchos científicos han realizado en diversas partes del mundo investigaciones sobre los efectos fisiológicos de la acupuntura y la moxibustión, develando mecanismos maravillosos no solo en el campo del dolor sino en el campo de la neuropsiquiatría: La aplicación de la acupuntura y de la moxibustión, permite regular los niveles de cortisol y adrenalina en el organismo (sustancias implicadas en la fase de alarma del distrés), evitando así que estas generen los daños físicos y psicológicos a los que los altos niveles de estas sustancias están asociados. En el mismo sentido, a través de la aplicación de estas técnicas se genera un estado de alerta y aprendizaje, producido por los niveles de dopamina ligeramente elevados; que es acompañado por una sensación de satisfacción y de pertenencia, impulsada por los niveles aumentados de serotonina y endorfinas. Esto significa que la acupuntura no solamente es capaz de controlar o eliminar la reacción fisiológica que causa el distrés, sino que genera una respuesta fisiológica consistente con el eustrés, la sensación de bienestar o felicidad. Permite a través de la acción fisiológica, generar un estado en el que el individuo se sienta más feliz y por lo tanto acepte con una actitud más positiva los estímulos de su entorno, además de tener un efecto de regulación sobre el apetito, el sueño, y la temperatura corporal.

 
 
Es por ello que la acupuntura tiene una fama bien justificada en el tratamiento del distrés, permitiendo que la persona se sienta bien y también evite las consecuencias negativas que conlleva para la mente y el cuerpo, el vivir bajo condiciones estresantes.
 
Vivir tranquilamente no tiene precio...
 
 
 
 

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